La cantante jiennense cuenta su propia historia de "dolor y culpa" en su nuevo álbum, publicado el pasado 30 de abril.
"Puta" es una palabra que se utiliza como el peor de los insultos. Un término al que toda mujer se ha enfrentado a lo largo de su vida de un modo u otro. Zahara tenía doce años la primera vez que la llamaron puta. Cuatro letras que durante mucho tiempo le causaron terror, pero que ahora están «vacías de contenido».
Hace tres meses sacó por sorpresa el primer single del nuevo disco, Merichane, este es el mote que le ponían a la cantante sus compañeros de clase cuando era pequeña. A ella no le pareció un insulto hasta que supo que también llamaban así a la puta del pueblo. En ese momento, esas palabras, se le quedaron muy dentro.
"Yo quería hacer un disco con el que, solo con leer su título, sintieras la incomodidad que sentimos nosotras" explicaba la cantante.
El nuevo disco de la cantante hablará sobre machismo, dolor, acoso y oscuridad. La artista canta los episodios más oscuros de su vida. "En cada canción ahondaba más en las grietas, me sumergía más profundamente en ellas, vomitaba más rabia, más miedo y eso hacía que se alejara la vergüenza".
De hecho, ella misma explicaba hace unos días que decidió hacer este álbum al darse cuenta de que con su silencio no se hacía ningún favor, sino que protegía precisamente a quienes le había provocado todo ese daño. Y así, cada canción la ha ido haciendo más libre y más segura.
De esta manera, Zahara completa la trilogía que comenzó en 2015. "En el plano celestial estaba Santa, en el plano estelar Astronauta y en el terrenal ahora está Puta".
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